lunes, 4 de diciembre de 2017

Qué es la fascitis plantar

¿Qué es la fascitis plantar?

Para saber en qué consiste la fascitis plantar primero debemos conocer cuál es la estructura implicada en este trastorno. En la planta del pie existe una banda gruesa de tejido denominada fascia plantar, que se extiende desde el talón hasta los huesos de la bola del pie (punto donde comienzan los dedos). La función de esta banda es la de tensar la base del pie manteniendo la curvatura plantar, y amortiguar el impacto derivado del acto del desplazamiento sobre la planta del pie.
La fascitis plantar es la inflamación de la fascia plantar debida, por lo general, a un exceso de uso (muy común en los deportistas), un estiramiento de la misma, o la presencia de ciertos factores predisponentes. Estas situaciones suelen generar en el tejido una serie de microtraumatismos que el organismo no tiene tiempo de reparar, de modo que terminan por producir su degeneración.
Es la afección más frecuente de dolor no traumático en el complejo tobillo-pie. Se estima que en torno al 10% de las personas sufrirá esta dolencia a lo largo de su vida. Se considera un problema autolimitado, es decir, que 8 de cada 10 casos se resuelven solos en un período aproximado de 10-12 meses tras el inicio de los síntomas, a pesar de motivar un buen número de consultas médicas y de generar molestias que en muchas ocasiones impiden realizar una vida normal.
La mayoría de los casos de fascitis plantar se presentan en individuos varones activos de entre 40 y 70 años. Se trata también de un problema muy habitual entre los corredores, entre los que su prevalencia alcanza hasta el 25% de los casos.
Para su corrección, la mayoría de las veces se recurrirá a tratamiento médico y rehabilitador, y en raras ocasiones a la cirugía, pues es recurrente hasta en un 30% después del quirófano.

Causas de la fascitis plantar

Hasta hace poco se pensaba que este problema se encontraba asociado únicamente a la presencia de un espolón en el talón, y aunque es cierto que esta es una de las causas de la fascitis plantar, no es la única. El espolón es una protuberancia ósea formada en un lado de la curvatura ascendente del hueso del talón o hueso calcáneo. La presencia de esta estructura causa la inflamación de los tejidos adyacentes, entre ellos la fascia, y al igual que la fascitis plantar produce dolor y dificulta el desplazamiento.
La fascitis plantar se produce habitualmente por una sobrecarga gradual y progresiva de la fascia plantar, y los factores que predisponen a su aparición son:
  • Exceso de carga en el pie causada por correr largas distancias, especialmente en terrenos desfavorables con pendientes pronunciadas o superficies desiguales. El empleo de un calzado inadecuado, con la suela demasiado blanda o una sujeción deficiente del arco plantar o del talón, puede tener las mismas consecuencias. En pleno auge del running, esta es una de las causas principales de una lesión tan prevalente en este grupo de población.
  • Pies planos o excesivamente arqueados.
  • Exceso de peso. Se considera que un IMC>30 es un factor de riesgo para sufrir fascitis plantar.
  • Presencia de un tendón de Aquiles tenso (el tendón de Aquiles es el que conecta los músculos de la pantorrilla al talón).
  • Debilidad del músculo sóleo, que es un músculo situado en la pantorrilla por debajo del gemelo. Este músculo es el encargado de la flexión de la planta del pie, de modo que si se encuentra alterado, el paciente tratará de corregir la falta modificando su paso y pudiendo provocar así otro tipo de lesiones.
  • Edad: a medida que envejecemos la fascia plantar va perdiendo elasticidad. A esto se suma que la musculatura que participa en el movimiento del pie también va perdiendo su fuerza, y su capacidad de regeneración disminuye. Además, la capa de grasa presente en el talón, y que amortigua gran parte del impacto recibido por el pie, también disminuye, favoreciendo la aparición de lesiones en la fascia.
  • Síntomas de la fascitis plantar

  • El síntoma clásico de la facitis plantar es el dolor, a veces incapacitante, ya sea en la planta del pie o en el talón. Este suele presentarse desde primera hora de la mañana, cuando el paciente está recién levantado, y va cediendo a lo largo del día, mejorando con el descanso. El motivo de que el dolor ceda con el descanso, por ejemplo nocturno, es porque la fascia se relaja al estar el pie en discreta flexión plantar. Si se produce una marcha prologada el dolor suele empeorar, aunque también es posible notarlo simplemente estando de pie o incluso en reposo.
    Es característico que el dolor no se presente por la noche, durante el descanso, ni suele acompañarse de hormigueo, que le diferencia de otros trastornos del pie. En muchas ocasiones, la posición de puntillas aviva notablemente el dolor. En otras ocasiones, el paciente lo nota al caminar descalzo o subir escaleras. Para reproducir pasivamente el dolor, basta con realizar una flexión dorsal forzada de los dedos y con rodilla en extensión. Lo describe como palpitante, otras veces punzante, etcétera.
    En ocasiones el dolor de una fascitis plantar puede acabar alcanzando el tobillo o incluso los dedos de los pies.
    La fascitis suele presentar una sintomatología autolimitada en la mayoría de las personas que la padecen, pues al cabo de un año aproximadamente, los síntomas van desapareciendo solos, salvo en casos muy concretos, o cuando los factores de riesgo permanecen y lo hacen recurrir.

  • Diagnóstico de la fascitis plantar

  • El examen físico y el diagnóstico de la fascitis plantar en general son bastante sencillos para este trastorno. El facultativo buscará evidencias de hinchazón, enrojecimiento de la zona y sensibilidad a la presión en el talón. A veces se puede realizar también un estudio de la marchainformatizado (análisis biomecánico de la marcha). El relato de los síntomas y de sus características, así como una palpación adecuada de la cara plantar del pie, prominencias óseas a nivel del calcáneo, y distintas maniobras provocadoras del dolor (extensión de los dedos con extensión de la pierna, caminar de puntillas) acercarán al médico al diagnóstico de esta patología.
    En algunas ocasiones, si el dolor es muy intenso, pueden tomarse radiografías o ecografíaspara descartar otro tipo de lesión, pero por lo general no suele recurrirse a este tipo de técnicas.
    La radiografía permite visualizar el espolón calcáneo pero, aun siendo factor de riesgo, su presencia no es sinónimo de fascitis plantar. Tan solo el 5% de aquellos que presentan espolón tienen síntomas de fascitis plantar.
    En el caso de la ecografía existe una utilidad mayor, dado que es capaz de diagnosticarla si clínicamente no ha sido fácil, permitiendo la medición del grosor de la fascia plantar por encima de 4 mm. Partiendo de esta medida, esta técnica permite por tanto poner de manifiesto una disminución de este grosor una vez que se inician los tratamientos adecuados.
    En casos muy concretos y seleccionados puede recurrirse a la resonancia magnética para identificar problemas más complejos o descartar otras patologías que puedan estar provocando síntomas similares.
    No obstante, el diagnóstico adecuado de la fascitis plantar es fundamental para poder instaurar un tratamiento adecuado al pie del paciente con el fin de que su dolencia desaparezca.


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