viernes, 29 de diciembre de 2017

Pie de atleta

El pie de atleta es una infección común en el pie causada por hongos que afecta el área entre los dedos. Los síntomas incluyen picazón, ardor y piel quebradiza y escamosa entre los dedos de los pies.
Se puede contagiar el pie de atleta al pisar superficies húmedas, como por ejemplo, las duchas, las piscinas y los pisos de los vestidores. Para prevenirlo se debe:
  • Mantener los pies limpios, secos y frescos
  • Usar calcetines limpios
  • No caminar descalzo en las áreas públicas
  • Utilizar chancletas en las duchas de los vestidores
Los tratamientos incluyen cremas antimicóticas sin receta médica, en la mayoría de los casos y medicinas con receta médica para las infecciones más graves. Estos remedios, en general, curan la infección pero ésta puede volver.
Para lograr mejores resultado es recomendable el uso de un talco especial para evitar la reinfección. 

jueves, 28 de diciembre de 2017

¿SUFRES DE PIE DIABÉTICO? AQUI LA PREVENCIÓN Y CUIDADOS

La diabetes hoy día afecta a muchas personas en el mundo. Usted de seguro tiene algún familiar o conocido que sufre de esta enfermedad. Una de las complicaciones a la que conlleva esta dolencia se denomina Pie diabético.




Esto consiste en una infección de los tejidos profundos del pie, lo cual está relacionado con alteraciones neurológicas o distintos grados de enfermedad vascular periférica (trastornos de la circulación).

El Dr. Wagner y colaboradores realizaron una clasificación para esta complicación de acuerdo al grado de complejidad de la lesión que se presente.

Clasificación de Wagner del Pie diabético
Grado 0: ausencia de úlceras en un pie de alto riesgo.
Grado 1: úlcera superficial que compromete todo el espesor de la piel pero no tejidos subyacentes.
Grado 2: úlcera profunda, penetrando hasta ligamentos y músculos pero no compromete el hueso o la formación de abscesos.
Grado 3: úlcera profunda con celulitis o formación de abscesos, casi siempre con osteomielitis.
Grado 4: gangrena localizada.
Grado 5: gangrena extensa que compromete todo el pie.
La gangrena es la putrefacción de tejido muerto, en este estadio la zona afectada despide un olor muy desagradable, es mortal si no es atendida inmediatamente.

En casos graves, donde la infección del pie se ha generalizado y con la intención de salvaguardar la vida, el médico decide la amputación del miembro afectado. Por ello se requieren cuidados especiales en pacientes diabéticos para evitar esa situación.

¿Por qué se produce esta complicación?
Una persona con diabetes además de todos los problemas que le causa la enfermedad, tiene problemas de circulación y pérdida de sensibilidad en los miembros. La secreción de sudor normal y lubricación natural de la piel también se ve afectada en el pie de un diabético.

Lo mencionado en el párrafo anterior dificulta percibir el momento en que se pueda producir una lesión, con la consecuente infección de la herida. La detección temprana de cualquier lastimadura es muy importante.

El Pie diabético es una complicación de la enfermedad, no todas las personas diabéticas padecen de esa condición.

En caso de que la infección sea tratada a través de antibióticos la mala circulación juega un papel trascendente ya que al presentarse dificultades con el flujo sanguíneo la medicación no puede llegar correctamente a la zona comprometida.

Su médico elegirá la manera adecuada de tratar alguna lesión ya existente intentando detener su evolución. Para impedir por supuesto quitar al paciente una parte de su cuerpo, con toda la carga emocional que implicaría para él y su familia. Pero en casos graves no queda otra opción.

Prevención
Diabetes

Una pequeña herida puede evolucionar en un gran problema. Por ello se recomienda a los pacientes o en caso de que sean de edad bastante avanzada que algún familiar pueda corroborar al menos 3 veces por semana que la zona de los pies y uñas no presenten ninguna lesión por más mínima que parezca.

La perdida de sensibilidad en muchos casos impide que la persona perciba que se ha lastimado. La humectación por supuesto es de vital importancia.

Una piel seca tiene mayores posibilidades de agrietarse y convertirse en puerta de entrada de gérmenes que pueden ocasionar una infección. Utilizar cremas humectantes y realizar suaves masajes para aumentar el flujo de sangre en la zona es muy beneficioso. No colocar cremas entre los dedos.

Una correcta higiene del pie y las uñas también resulta oportuno, evitando la aparición de hongos. Los pies deben secarse con cuidado especialmente entre los dedos.

En cuanto al uso de calzados:

Utilizar un calzado adecuado, que no debe ser ni muy justo ni muy amplio, no caminar descalzos, de ser posible utilizar calzados distintos cada día, los dedos no deben estar apretados y la zona del talón no debe producir lastimaduras, de preferencia utilizar zapatos cerrados.

Antes de colocárselos verificar por dentro que no exista nada que lo pueda lastimar, desde una costura gruesa hasta algún cuerpo extraño. Evite los zapatos muy altos o puntiagudos.

Las medias deben ser de un material absorbente para mantener los pies secos y libres de hongos.Tampoco deben ser apretadas en la zona de los dedos ni del tobillo, para prevenir lesiones y no agravar los problemas de circulación ya existentes.

En este caso el mejor tratamiento es la prevención de lesiones en el pie. Lastimosamente la diabetes va deteriorando el organismo de quien la padece. Por lo tanto prevenir las complicaciones es la mejor elección. Una pequeña lesión en las uñas o el pie puede evolucionar en una grave infección que no deja más alternativa que la amputación.

Cuidando los pies, controlando el nivel de glucemia, visitando al médico de manera regular y una alimentación especial para quienes padecen de diabetes es fundamental para que puedan llevar una vida armónica y libre de complicaciones como en este caso El pié diabético.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

UÑA ENCARNADA

La Onicocriptosis comúnmente llamada Uña Encarnada, es una afección bastante corriente que ataca por lo general el dedo gordo, aunque puede afectar indistintamente cualquier ortejo.

Aunque existen varias causas que concurren al desencadenamiento de esta lesión, el factor principal es la presencia de la espícula, sin ella no hay onicocriptosis.


En el mecanismo de su producción obran como factores predisponentes:

  1. La morfología de la uña, como por ejemplo la uña en voluta o abarquillada.


  2. Un dedo gordo demasiado largo o en valgo, que es comprimido en su borde lateral por el calzado.


  3. Estructura inadecuada del calzado, muy corto y demasiado puntiagudo.


  4. La hiperhidrosis, o el abuso de agua caliente que desvitalizan la piel del surco.


  5. La exuberancia del rodete periungueal que presiona sobre el borde lateral de la uña.


  6. Patologías ortopédicas que alteran la dinámica y alineación de los ortejos.


  7. Traumatismos sobre la uña que provocan ruptura de la lámina ungueal, con su subsecuente distorsión.


  8. Infecciones, como por ejemplo la onicomicosis, (infección de la uña por hongos).


  9. Y la que a nuestro modo de ver es la causal mas frecuente, un inadecuado corte de las uñas.
Cuando la patología se encuentra en un estado avanzado en que se observa Granuloma, y un proceso infeccioso severo, debe ser tratada por un médico especialista, que proporcione tratamiento antibiótico, y realiza un procedimiento quirúrgico, bajo anestesia local mínima de tipo troncular, orientada a eliminar el segmento de uña comprometido, exéresis completa del granuloma y plastía del surco ungueal, incluso en algunos casos rebeldes y crónicos se plantea la posibilidad de un tallado de matriz, que consiste en eliminar un pequeño segmento de la matriz ungueal en los bordes laterales para estrechar la superficie de la uña evitando que vuelva a encarnarse.
Por tanto el control periódico del crecimiento de la uña realizado por un podólogo calificado es muy importante para evitar recidivas, tenemos que tener en cuenta que la uña al crecer puede ver entorpecido su paso por tejidos cicatrizales, o pequeñas hiperqueratosis que pueden provocar nueva inflamación, por lo que el tratamiento debe ser mantenido hasta que la uña llegue a su posición perfecta. 

lunes, 4 de diciembre de 2017

Tratamiento de la fascitis plantar

Tratamiento de la fascitis plantar

El tratamiento para la fascitis plantar es simple y por lo general bastante efectivo, aunque suele tardar varios meses en resolverse, por lo que se debe mantener el tratamiento hasta la remisión del dolor (al menos durante tres meses). Las dos medidas principales son la administración de antiinflamatorios y la recomendación de ejercicios de estiramiento para el talón. En ocasiones los antiinflamatorios pueden administrarse localmente mediante infiltraciones.
Algunos de los siguientes ejercicios pueden ayudar a reducir el dolor en la zona pero, antes de realizarlos, debe consultar con su médico si son los adecuados para su problema y cuándo debe realizarlos, o incluso con un fisioterapeuta, que puede ayudarle a realizarlos correctamente o aplicar otro tipo de técnicas manuales para el alivio de la sintomatología de este problema:
  • Estiramiento en tabla inclinada: se apoya uno de los pies en una tabla inclinada (o, en su defecto, en una escalera), con ambos pies situados en el mismo escalón y, con la rodilla contraria al pie que está realizando el ejercicio ligeramente flexionada, se presiona con el talón hacia abajo. Se mantiene durante aproximadamente un minuto, y se repite el ejercicio unas cinco veces.
  • Peso sobre una sola pierna: asegurándose un punto de apoyo estable, se adopta la típica posición de “pata coja” sobre el pie lesionado. A continuación se levanta progresivamente la parte trasera del pie hasta dejar todo el peso del cuerpo sostenido en los dedos. La bajada se realizará lentamente, asegurándonos de no sobrecargar el empeine. Este ejercicio puede repetirse unas diez veces.
  • Estiramiento de la pantorrilla: frente a una pared, apoyamos las manos y mantenemos una pierna delante y otra detrás. La pierna delantera debe quedar ligeramente flexionada, mientras que la trasera debe estar estirada y con la mayor parte de la planta del pie en contacto con el suelo. En esta posición se echa el cuerpo hacia delante hasta notar tirantez en la pantorrilla; en ese punto se mantiene la posición unos diez segundos, se relaja, y se repite la misma operación diez veces.
  • Estiramiento con toalla: sentado en el suelo con las piernas estiradas, el tronco erguido y los pies rectos (con los dedos hacia el techo), pasamos una toalla doblada (a modo de cinta) por detrás, a una altura justo por debajo de los dedos. En esta posición y tomando los extremos de la toalla con las manos, debe tirar de ella hacia usted. Se mantiene la posición entre 10 y 30 segundos, se relaja, y se repite el proceso diez veces.
  • Ejercicio con frío: tomar por ejemplo un refresco en lata de la nevera o del congelador y hacerlo rodar hacia adelante y hacia atrás con el pie desnudo. Además de estirar el pie, aplicar frío a la zona lesionada ayuda a disminuir el dolor. Este es un buen ejercicio para realizar después de caminar.
Además de esto, existen otras medidas que también pueden realizarse en casa:
  • Poner hielo en la zona afectada, al menos dos veces al día, durante 10 o 15 minutos.
  • Reposar lo máximo posible para evitar esfuerzos extras al pie.
  • Emplear calzado adecuado, con una buena sujeción y amortiguación. Un zapato con el talón ligeramente elevado reduce la tensión sobre la fascia.
Si estos métodos no funcionan, y el dolor persiste, se recurrirá a otros tratamientos para la fascitis plantar:
  • Almohadillas y vendajes: las primeras se emplean con el objetivo de amortiguar el impacto al caminar. Los vendajes sujetan el pie, asegurando que se pisa correctamente y que no se realiza ningún movimiento repetitivo que agrave la lesión (para proteger la zona lesionada, al caminar se tiende a pisar de distinta forma, apoyando el peso en otras zonas que finalmente también resultan perjudicadas).
  • Dispositivos ortopédicos: estos se colocan en el interior del calzado para corregir anomalías estructurales (como los pies planos). Se utilizan arcos plantares, plantillas de silicona, taloneras, etcétera.
  • Férula nocturna: se emplea para estirar la fascia durante un número de horas significativo, permitiéndola sanar, pero no condiciona la actividad diaria del paciente.
  • Ultrasonidos-iontoforesis: la aplicación de ultrasonidos, combinada con pequeñas corrientes eléctricas mediante electrodos impregnados de ácido acético o dexametasona,  pueden mejorar el dolor de esta patología.
  • Kinesiotaping: realizado por un fisioterapeuta experto, aplicando bandas de distinta tensión. 
  • Acupuntura: ha demostrado en algunos casos mejoría de la dolencia, pero requiere experiencia para su recomendación.
  • Cirugía: en los casos más graves (menos del 1%), puede ser necesario recurrir a la cirugía. Este procedimiento se requiere en muy pocas ocasiones, y consiste simplemente en desprender la fascia del talón.
Lo que parece probado es que una vez iniciado el tratamiento de la fascitis plantar, generalmente asociando varias técnicas de las descritas junto con fármacos antiinflamatorios, se observa mejoría tanto del dolor como de la funcionalidad en las primeras 6 semanas, aunque debe completarse un período de al menos 12 semanas.

Qué es la fascitis plantar

¿Qué es la fascitis plantar?

Para saber en qué consiste la fascitis plantar primero debemos conocer cuál es la estructura implicada en este trastorno. En la planta del pie existe una banda gruesa de tejido denominada fascia plantar, que se extiende desde el talón hasta los huesos de la bola del pie (punto donde comienzan los dedos). La función de esta banda es la de tensar la base del pie manteniendo la curvatura plantar, y amortiguar el impacto derivado del acto del desplazamiento sobre la planta del pie.
La fascitis plantar es la inflamación de la fascia plantar debida, por lo general, a un exceso de uso (muy común en los deportistas), un estiramiento de la misma, o la presencia de ciertos factores predisponentes. Estas situaciones suelen generar en el tejido una serie de microtraumatismos que el organismo no tiene tiempo de reparar, de modo que terminan por producir su degeneración.
Es la afección más frecuente de dolor no traumático en el complejo tobillo-pie. Se estima que en torno al 10% de las personas sufrirá esta dolencia a lo largo de su vida. Se considera un problema autolimitado, es decir, que 8 de cada 10 casos se resuelven solos en un período aproximado de 10-12 meses tras el inicio de los síntomas, a pesar de motivar un buen número de consultas médicas y de generar molestias que en muchas ocasiones impiden realizar una vida normal.
La mayoría de los casos de fascitis plantar se presentan en individuos varones activos de entre 40 y 70 años. Se trata también de un problema muy habitual entre los corredores, entre los que su prevalencia alcanza hasta el 25% de los casos.
Para su corrección, la mayoría de las veces se recurrirá a tratamiento médico y rehabilitador, y en raras ocasiones a la cirugía, pues es recurrente hasta en un 30% después del quirófano.

Causas de la fascitis plantar

Hasta hace poco se pensaba que este problema se encontraba asociado únicamente a la presencia de un espolón en el talón, y aunque es cierto que esta es una de las causas de la fascitis plantar, no es la única. El espolón es una protuberancia ósea formada en un lado de la curvatura ascendente del hueso del talón o hueso calcáneo. La presencia de esta estructura causa la inflamación de los tejidos adyacentes, entre ellos la fascia, y al igual que la fascitis plantar produce dolor y dificulta el desplazamiento.
La fascitis plantar se produce habitualmente por una sobrecarga gradual y progresiva de la fascia plantar, y los factores que predisponen a su aparición son:
  • Exceso de carga en el pie causada por correr largas distancias, especialmente en terrenos desfavorables con pendientes pronunciadas o superficies desiguales. El empleo de un calzado inadecuado, con la suela demasiado blanda o una sujeción deficiente del arco plantar o del talón, puede tener las mismas consecuencias. En pleno auge del running, esta es una de las causas principales de una lesión tan prevalente en este grupo de población.
  • Pies planos o excesivamente arqueados.
  • Exceso de peso. Se considera que un IMC>30 es un factor de riesgo para sufrir fascitis plantar.
  • Presencia de un tendón de Aquiles tenso (el tendón de Aquiles es el que conecta los músculos de la pantorrilla al talón).
  • Debilidad del músculo sóleo, que es un músculo situado en la pantorrilla por debajo del gemelo. Este músculo es el encargado de la flexión de la planta del pie, de modo que si se encuentra alterado, el paciente tratará de corregir la falta modificando su paso y pudiendo provocar así otro tipo de lesiones.
  • Edad: a medida que envejecemos la fascia plantar va perdiendo elasticidad. A esto se suma que la musculatura que participa en el movimiento del pie también va perdiendo su fuerza, y su capacidad de regeneración disminuye. Además, la capa de grasa presente en el talón, y que amortigua gran parte del impacto recibido por el pie, también disminuye, favoreciendo la aparición de lesiones en la fascia.
  • Síntomas de la fascitis plantar

  • El síntoma clásico de la facitis plantar es el dolor, a veces incapacitante, ya sea en la planta del pie o en el talón. Este suele presentarse desde primera hora de la mañana, cuando el paciente está recién levantado, y va cediendo a lo largo del día, mejorando con el descanso. El motivo de que el dolor ceda con el descanso, por ejemplo nocturno, es porque la fascia se relaja al estar el pie en discreta flexión plantar. Si se produce una marcha prologada el dolor suele empeorar, aunque también es posible notarlo simplemente estando de pie o incluso en reposo.
    Es característico que el dolor no se presente por la noche, durante el descanso, ni suele acompañarse de hormigueo, que le diferencia de otros trastornos del pie. En muchas ocasiones, la posición de puntillas aviva notablemente el dolor. En otras ocasiones, el paciente lo nota al caminar descalzo o subir escaleras. Para reproducir pasivamente el dolor, basta con realizar una flexión dorsal forzada de los dedos y con rodilla en extensión. Lo describe como palpitante, otras veces punzante, etcétera.
    En ocasiones el dolor de una fascitis plantar puede acabar alcanzando el tobillo o incluso los dedos de los pies.
    La fascitis suele presentar una sintomatología autolimitada en la mayoría de las personas que la padecen, pues al cabo de un año aproximadamente, los síntomas van desapareciendo solos, salvo en casos muy concretos, o cuando los factores de riesgo permanecen y lo hacen recurrir.

  • Diagnóstico de la fascitis plantar

  • El examen físico y el diagnóstico de la fascitis plantar en general son bastante sencillos para este trastorno. El facultativo buscará evidencias de hinchazón, enrojecimiento de la zona y sensibilidad a la presión en el talón. A veces se puede realizar también un estudio de la marchainformatizado (análisis biomecánico de la marcha). El relato de los síntomas y de sus características, así como una palpación adecuada de la cara plantar del pie, prominencias óseas a nivel del calcáneo, y distintas maniobras provocadoras del dolor (extensión de los dedos con extensión de la pierna, caminar de puntillas) acercarán al médico al diagnóstico de esta patología.
    En algunas ocasiones, si el dolor es muy intenso, pueden tomarse radiografías o ecografíaspara descartar otro tipo de lesión, pero por lo general no suele recurrirse a este tipo de técnicas.
    La radiografía permite visualizar el espolón calcáneo pero, aun siendo factor de riesgo, su presencia no es sinónimo de fascitis plantar. Tan solo el 5% de aquellos que presentan espolón tienen síntomas de fascitis plantar.
    En el caso de la ecografía existe una utilidad mayor, dado que es capaz de diagnosticarla si clínicamente no ha sido fácil, permitiendo la medición del grosor de la fascia plantar por encima de 4 mm. Partiendo de esta medida, esta técnica permite por tanto poner de manifiesto una disminución de este grosor una vez que se inician los tratamientos adecuados.
    En casos muy concretos y seleccionados puede recurrirse a la resonancia magnética para identificar problemas más complejos o descartar otras patologías que puedan estar provocando síntomas similares.
    No obstante, el diagnóstico adecuado de la fascitis plantar es fundamental para poder instaurar un tratamiento adecuado al pie del paciente con el fin de que su dolencia desaparezca.