martes, 9 de octubre de 2018

Complicaciones de la diabetes mellitus

Las personas con diabetes mellitus presentan numerosas complicaciones graves que afectan a muchas áreas órganicas y se prolongan en el tiempo.
Existen dos tipos de diabetes mellitus: tipo 1 y tipo 2. En ambos tipos la cantidad de azúcar (glucosa) en la sangre está elevada. Las personas con diabetes, ya sea de tipo 1 o tipo 2, son propensos a tener complicaciones como resultado del nivel de glucosa elevado. Sin embargo, dado que la diabetes tipo 2 puede estar presente durante algún tiempo antes de que pueda diagnosticarse, las complicaciones de la diabetes tipo 2 pueden ser más graves o estar más avanzadas cuando se diagnostica la enfermedad.
Las personas con diabetes mellitus pueden presentar numerosas complicaciones graves que se prolongan en el tiempo. Algunas comienzan a los pocos meses de iniciarse la diabetes, aunque la mayoría suelen aparecer al cabo de algunos años. Suelen empeorar de forma gradual. Si se padece diabetes, es necesario controlar de forma estricta la glucemia para que la probabilidad de que aparezcan complicaciones o de que empeoren las ya existentes sea menor.


Causas


La mayoría de las complicaciones de la diabetes son el resultado de alteraciones en los vasos sanguíneos. Cuando las concentraciones de glucosa se mantienen altas durante mucho tiempo, los vasos sanguíneos, tanto de pequeño calibre como de gran calibre, se estrechan. Como consecuencia, disminuye el aporte sanguíneo a muchas zonas del organismo, lo que da lugar a complicaciones diversas. Existen varias causas de estrechamiento vascular. En las paredes de los vasos sanguíneos de pequeño calibre se acumulan sustancias compuestas por azúcares complejos que provocan su engrosamiento y la aparición de fugas. Además, el control inadecuado de la glucemia tiende a aumentar la concentración de sustancias grasas en la sangre, lo que resulta en ateroesclerosis y en un menor riego sanguíneo en los vasos de gran calibre.

Tipos de complicaciones de la diabetes


Complicaciones vasculares de la diabetes


La ateroesclerosis provoca infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares (ictus, infarto cerebral, derrame cerebral); asimismo, ocurre entre 2 y 6 veces más a menudo en personas jóvenes con diabetes que en ausencia de diabetes.

Con el paso del tiempo, el estrechamiento de los vasos sanguíneos puede dañar el corazón, el cerebro, las piernas, los ojos, los riñones, los nervios y la piel, lo que da lugar a angina de pecho, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares, calambres en las piernas al caminar (claudicación), visión deficiente, insuficiencia renal, daños neurológicos (neuropatía) y erosiones cutáneas.

Problemas cutáneos en la diabetes


La mala circulación en la piel provoca úlceras e infecciones y una cicatrización más lenta de las heridas. Cuando se padece diabetes, existe una tendencia especial a desarrollar úlceras e infecciones en los pies y en las piernas. Con mucha frecuencia, estas heridas cicatrizan muy despacio o de modo incompleto, y puede ser necesario amputar el pie o parte de la pierna.

Es frecuente contraer infecciones bacterianas y fúngicas, sobre todo, en la piel. Si existe hiperglucemia, los glóbulos blancos (leucocitos) no pueden combatir las infecciones con eficacia, por lo que existe una tendencia a que las infecciones sean más graves y tarden más en resolverse.

Problemas oculares en la diabetes


Las lesiones en los vasos sanguíneos de los ojos pueden provocar pérdida de la visión (retinopatía diabética). La cirugía con láser sella herméticamente los vasos sanguíneos hemorrágicos de los ojos y evita una lesión permanente en la retina. Por lo tanto, cuando se padece diabetes, es necesario someterse a exploraciones oftalmológicas anuales para detectar de forma precoz la aparición de estas lesiones.
Retinopatía diabética

Daño renal en la diabetes


El funcionamiento de los riñones se ve alterado, lo que resulta en insuficiencia renal, que puede requerir diálisis o trasplante. Se analiza la orina para detectar una posible concentración excesivamente alta de proteínas (albúmina), que es un signo precoz de lesión renal. Cuando se observan los primeros indicios de complicaciones renales, se suelen recetar inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA), unos fármacos que retrasan el avance de la nefropatía.
Lesiones nerviosas en la diabetes

Los daños neurológicos se manifiestan de varias formas. Si un solo nervio funciona de forma inadecuada, aparece una debilidad repentina en un brazo o en una pierna. Si se dañan los nervios de las manos, de las piernas y de los pies (polineuropatía diabética), la sensibilidad se altera y aparece hormigueo o dolor urente y debilidad en los brazos y en las piernas. Los daños en los nervios de la piel predisponen a sufrir más heridas porque se pierde la sensibilidad para percibir los cambios de presión o de temperatura.


Complicaciones de la diabetes

Tejido u órgano afectado
Efectos
Complicaciones

Vasos sanguíneos

Los depósitos grasos (placa ateroesclerótica) se acumulan y obstruyen las arterias de mediano o de gran calibre situadas en el corazón, en el cerebro, en las piernas y en el pene.

Las paredes de los vasos sanguíneos de pequeño calibre se lesionan de tal forma que no transfieren el oxígeno a los tejidos con normalidad, y los vasos pueden tener escapes.

La circulación deficiente produce una cicatrización inadecuada de las heridas, que puede dar lugar a infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, gangrena en los pies y en las manos, disfunción eréctil (impotencia) e infecciones.

Ojos

Los pequeños vasos sanguíneos de la retina se dañan, lo que da lugar a la formación de nuevos vasos sanguíneos frágiles que tienden a sangrar.

Disminución de la visión y, finalmente, ceguera.

Riñón

Los vasos sanguíneos del riñón se vuelven más gruesos.

La proteína se vierte en la orina.

La sangre no se filtra con normalidad.

Funcionalidad renal deficiente y, finalmente, insuficiencia renal.

Nervios

Los nervios también se lesionan porque la glucosa no se metaboliza con normalidad y porque el aporte de sangre es inadecuado.

Las piernas se debilitan de forma súbita o gradual.

Pérdida de sensibilidad, hormigueo y dolor en las manos y en los pies.


Los nervios que controlan los procesos internos del organismo, como la presión arterial y la digestión, se dañan.

Oscilaciones de la presión arterial.

Dificultades para tragar (deglutir).

Alteración de la funcionalidad digestiva y, a veces, náuseas o episodios de diarrea.

Disfunción eréctil.

Piel

Reducción del aporte de sangre a la piel y pérdida de sensibilidad, que dan lugar a traumatismos frecuentes.

Formación de úlceras e infecciones profundas (úlceras diabéticas).

Cicatrización deficiente.

Sangre

Actividad alterada de los glóbulos blancos (leucocitos) en la sangre.

Aumento de la predisposición a contraer infecciones, sobre todo, en las vías urinarias y en la piel.

Tejido conjuntivo

La glucosa no se metaboliza con normalidad, por lo que los tejidos se engrosan o se contraen.

Síndrome del túnel carpiano y contractura de Dupuytren.


Cuidado de los pies en personas diabéticas
Cuidado de los pies en personas diabéticas
 
Cuidado de los pies en personas diabéticas

Supervisión y prevención de las complicaciones de la diabetes


En el momento del diagnóstico y por lo menos una vez al año, se realiza una revisión para detectar la presencia de posibles complicaciones de la diabetes de tipo 2, como daño renal, ocular y neurológico. Los médicos comienzan a realizar pruebas de detección en personas con diabetes tipo 1 a los 5 años después del diagnóstico. Las pruebas de cribado habituales incluyen lo siguiente:
  • Examen de los pies para comprobar la sensibilidad y buscar signos de mala circulación (úlceras, pérdida de cabello)
  • Exploración ocular (realizado por un especialista de los ojos, un oftalmólogo)
  • Determinación de la función renal mediante análisis de sangre y de orina
  • Análisis de sangre para determinar los niveles de colesterol
  • En ocasiones, un electrocardiograma

Se puede evitar o retrasar que las complicaciones empeoren mediante un control estricto de la glucemia o mediante un tratamiento farmacológico temprano. En cada consulta médica, se evalúan los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial y los niveles elevados de colesterol, y se tratan con fármacos, si fuera necesario. Otra complicación frecuente es la enfermedad de las encías (gingivitis), por lo que es importante acudir periódicamente al dentista para la limpieza bucal y otros cuidados preventivos.


¿Sabías que...?

  • Cuando se controla rigurosamente la glucemia (concentración de glucosa en sangre), disminuyen de forma considerable las complicaciones de la diabetes o se retrasan.

Prevención de la hipoglucemia


Cuando se padece diabetes, resulta difícil mantener una glucemia normal inyectando insulina o tomando otros medicamentos. La principal dificultad en el control estricto de la glucemia es la aparición de hipoglucemia (concentración baja de glucosa en sangre). Detectar la presencia de hipoglucemia es importante porque su tratamiento es una urgencia. Los síntomas pueden incluir hambre dolorosa, taquicardia, temblores, sudoración e incapacidad para pensar con claridad.

El azúcar debe entrar en el organismo en cuestión de minutos para evitar un daño permanente y aliviar los síntomas. La mayoría de las veces basta con ingerir azúcar. Casi cualquier forma de azúcar es válida, aunque la glucosa actúa con mayor rapidez que el azúcar de mesa (el azúcar de mesa común es sacarosa). Se suelen llevar comprimidos de glucosa o envases con gel de glucosa. Otras opciones consisten en beber un vaso de leche (que contiene lactosa, un tipo de azúcar), agua azucarada o zumo de frutas o comer un pedazo de pastel, algo de fruta u otro alimento dulce. En situaciones más graves, puede ser necesario que los médicos de urgencias inyecten glucosa en una vena.

Otro tratamiento para la hipoglucemia consiste en administrar glucagón. El glucagón se puede inyectar por vía intramuscular y provoca que el hígado libere grandes cantidades de glucosa en cuestión de minutos. Existen pequeños estuches portátiles que contienen una jeringa precargada con glucagón para su uso en situaciones de urgencia, especialmente útil si se padecen crisis frecuentes de hipoglucemia.

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