martes, 9 de octubre de 2018

Introducción a las infecciones fúngicas de la piel

Los hongos suelen localizarse en las áreas húmedas del cuerpo donde dos superficies cutáneas entran en contacto: entre los dedos de los pies, en la zona genital y debajo de las mamas. Las infecciones fúngicas de la piel más habituales son causadas por levaduras (como Candida o Malassezia furfur), o dermatofitos, como Epidermophyton,Microsporum, y Trichophyton. Muchos de estos hongos viven solo dentro de la capa más externa de la piel (estrato córneo) y no penetran en zonas más profundas. Las personas obesas son más propensas a sufrir estas infecciones porque tienen un exceso de pliegues cutáneos; especialmente si la piel situada en el interior de un pliegue cutáneo se irrita y se desprende (intertrigo). Los diabéticos también suelen ser más propensos a los hongos.
Por extraño que parezca, las infecciones fúngicas en una parte del cuerpo pueden causar erupciones en partes no infectadas. Por ejemplo, una infección micótica en el pie puede causar una erupción abultada y pruriginosa en los dedos de la mano. Estas erupciones (dermatofítides, o eccemas secundarios diseminados) son reacciones alérgicas a los hongos. No se producen por tocar la zona infectada.




Diagnóstico

  • Raspados cutáneos o cultivos

Se supone que existe una infección micótica al visualizar una erupción rojiza, irritada o escamosa en una de las zonas donde la afectación es frecuente.

Por lo general, el diagnóstico de una infección micótica cutánea se confirma mediante el raspado de una pequeña porción de piel para examinarla con el microscopio o colocarla en un medio de cultivo donde los hongos en cuestión podrán crecer, de modo que sea posible identificarlos.

Tratamiento

  • Fármacos antifúngicos
  • Medidas para prevenir la humedad

Las infecciones fúngicas suelen tratarse con fármacos antimicóticos, que habitualmente se aplican directamente sobre la zona afectada (denominados fármacos tópicos). Los medicamentos tópicos pueden incluir cremas, geles, lociones, soluciones o champús. Los fármacos antimicóticos también pueden tomarse por vía oral.

Además de fármacos, pueden utilizarse medidas para mantener secas las zonas afectadas, como usar polvos de talco o llevar zapatos de punta abierta.

Para algunas infecciones, los médicos administran corticosteroides para aliviar la inflamación y el prurito.

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